Camino a un mejor futuro

Miércoles 8 Febrero 2017

Son las 9 de la mañana y cuatro jóvenes nos esperan al borde de la carretera junto a la escuela de la comunidad El Cedro, en el municipio de El Cuá, a unos 217 km de Managua. Norvin Javier Herrera, de 23 años, lidera el grupo y nos comenta que algunos más están ya en la casa de Deivin Zelaya, uno de los adolescentes convocados hoy, cerca de un kilómetro más adelante siguiendo la carretera de adoquín.

Deivin Eliú Zelaya, 16 años.

Al llegar a la casa, nos sentamos en la entrada ocupando un par de bancas de madera y sillas plásticas. Mientras esperamos que todas y todos los convocados lleguen, este grupo habla del acontecimiento de la semana en el municipio, la reciente inauguración oficial de la carretera que une los municipios de San José de Bocay con El Cuá, la misma por la que hemos llegado, y que en temporada de corte de café se llena de camiones que sacan la producción, hasta ahora demorando por el barro, las piedras y lo irregular del camino.

Hoy el adoquín recién estrenado nos sirve de alfombra para hablar con este grupo de 8 adolescentes y jóvenes sobre el proyecto “Taza de la Excelencia con Jóvenes Emprendedores”. Son 8 en total, 2 mujeres y 6 varones de entre 16 y 23 años. “¿Cuál es el objetivo de este proyecto?” pregunta tímida Judith Selena Sevilla Hernández de 17 años, mientras los demás, en silencio asienten aprobando la pregunta.

Yasmina Padilla, Coordinadora del Programa de Lucha contra la Pobreza de Save the Children responde: “Queremos que mejoren las ventas de café, para que eleven el ingreso en sus hogares y puedan tener un fondito con el que poner en marcha iniciativas económicas lideradas por ustedes”. Yasmina explica que el proyecto tiene una duración de 15 meses, y por ello las personas que se inscriban deben tener conocimientos previos, para no partir de cero.

Estas 8 chavalas y chavalos recibieron anteriormente una formación técnica básica en agroecología con la que aprendieron sobre el manejo de plagas, abonos o cómo mejorar la producción. Por ello, fueron llamados a asistir a esta primera reunión informativa sobre el proyecto que acaba de comenzar.

“Normalmente uno siembre y no lleva estadísticas de cuánto invierte o cuánto saca” comenta Berling Castro Castro de 21 años. La idea del proyecto “Taza de la Excelencia con Jóvenes Emprendedores” es que estas y estos adolescentes y jóvenes mejoren el cultivo de café en las parcelas y fincas familiares, en su propia comunidad, algo que les beneficiará a sí mismos y a sus familias.

 “Mi familia dice que este proyecto está bonito y que es bueno para mí porque es en la misma comunidad” comenta Norvin, mientras Yasmina explica que lo principal de la formación será el tema de la comercialización y las cadenas de valor, “saber si lo que hacemos nos da ganancias, si el negocio es rentable. También veremos cómo manejar crédito, préstamos y vamos a hablar de ahorro” añade.

Jenny Azucena Herrera Blandón, de 17 años.Jenny Azucena Herrera Blandón, de 17 años, explica que ella apenas acaba de plantar café en su parcela, y que sí tiene frijol y maíz. Un par de los jóvenes a su lado asienten confirmando que en sus casas hay otros cultivos, e incluso ganado. “Nos vamos a centrar en el café, y sabemos que ustedes hicieron planes de negocio relacionados” explica Yasmina, y agrega que lo que aprendan podrán aplicarlo a otros tipos de cultivos que les aseguran dinero en efectivo.

Durante la conversación se les explica que en la comunidad El Cedro deberán organizarse 30 adolescentes y jóvenes, divididos en tres grupos liderados por tres de ellas y ellos que fungirán de promotores. “Formaremos a las y los promotores primero, y después ellas y ellos deberán replicar lo aprendido con los grupos” explica Milton Martínez, coordinador del proyecto por parte de La Cuculmeca, organización socia de Save the Children en el Programa de Lucha contra la Pobreza. “Metodológicamente será una escuela de campo, todo será práctica en las parcelas propias de la familia, aprendiendo unos de otros y con la persona elegida como promotora” añade Yasmina.

“Me gustaría ser uno de los promotores, porque es una oportunidad y estoy dispuesto a hacerlo” comenta Norvin, el mismo que se encargó de convocar a las y los demás para la conversación de hoy, demostrando su liderazgo.

Abnner Adiel Quintanilla Rivera, de 18 años, observa atento los comentarios de sus compañeros y asiente mientras Yasmina explica la idea del proyecto, pero no dice nada hasta que le pregunto directamente por sus expectativas. “Me va a servir para mejorar mis conocimientos y sobre todo para tener mejores cultivos. Si ahora saco 20 quintales de café, puede que en unos meses sean 40 quintales, lo que es bueno para mí y mi familia” asevera el joven y explica que en su casa apenas tienen medios y suelen sacar poca producción por ello.

Al preguntar al grupo por lo que esperan de este proyecto, se repite la frase “adquirir mayores conocimientos” acompañada de una sonrisa. “Me gusta la idea porque se centra en conocimientos prácticos, También es bueno trabajar en grupos, ver la posibilidad de mejorar en conjunto” explica Héctor Giovanni Pérez Hernández de 19 años. Este muchacho está estudiando ingeniería civil los sábados en Matagalpa, a unos 78 kilómetros de El Cuá, donde vive. 

“Mi expectativa es darle valor agregado a la producción” comenta Berling y explica que está interesado en saber hacer bien un plan de negocio y poder calcular bien las ganancias, lo que debe invertir y cuánto dinero le queda después de todo. “La mayoría cultivamos café y no tenemos conocimiento sobre él” añade.

Foto de grupo tras nuestra reunión informativa.

“Agradezco el espacio, poder continuar aprendiendo” explica Jimmy Walter Herrera, 21 años, “siempre me propongo metas, con este curso, me propongo ayudar a mi familia con mi conocimiento”. Jimmy me cuenta que vive con su abuela y abuelo y uno de sus hermanos mayores. “Hay muchos jóvenes que se dan a la vagancia mientras algunos tenemos ideas y deseos de trabajar, pero no tenemos dónde, por eso este proyecto es importante”.

Judith, Jenny y Deivin, los tres adolescentes del grupo, aún estudian secundaria. “Quiero estudiar técnico agropecuario o ingeniería agrónoma” comenta Judith con firmeza mientras me explica que  además de 5° año de secundaria, lleva dos años estudiando inglés en El Cuá gracias a una beca.

Deivin quiere continuar su formación ligada al campo, “quiero terminar secundaria y estudiar técnico agropecuario. Si sé de esto, puedo ayudar a otras personas a mejorar su producción de café”.

Jenny, a diferencia de Deivin y Judith, sociales cuando termine secundaria quiere comenzar la carrera de ciencias, “aunque me encanta el campo y sobre todo mejorar mis conocimientos. Me gustó estudiar el técnico básico de agropecuario”.

“A veces las mujeres no estamos adaptadas a los trabajos del campo, sólo estamos en la cocina o a las tareas del hogar. Los varones tienen más ventajas para ser agricultores, pero a mí me gusta el trabajo en el campo” explica Judith. “Todo lo que uno aprende en la vida, sirve. Nada es en vano” asevera la adolescente de 17 años.

Antes de despedirnos del grupo, Yasmina y Milton les explican que deben encontrar un local céntrico en el que reunirse por segunda vez, así como convocar a más chavalas y chavalos hasta un número de 30 para conformar los tres grupos que corresponden a la comunidad El Cedro.

Todas y todos se muestran ilusionados con el proceso que hoy comienza, pensando en sus cultivos de café y en el trabajo en grupo. Sonríen mientras les hacemos una foto grupal en la carretera recién inaugurada. Saben que no sólo estrenan los adoquines, sino también una nueva etapa formativa que les llevará más lejos en su vida y desarrollo.